La Señora de la Luz: La Magia del Amanecer
Antes de que el Sol asome por el horizonte, una suave claridad envuelve el mundo, marcando el preludio de un nuevo día. Es la presencia de la Señora de la Luz, una luz sutil y serena que no produce sombras. Ella aparece primero, antecediendo al Sol, como lo femenino que precede a lo masculino. Esta energía femenina nos invita a conectar con el mundo natural y a reconocer en cada elemento la manifestación divina que fluye a través de todo cuanto existe.
En ese momento antes del amanecer, ya sea desde un jardín, un campo, la calle o incluso frente a una ventana, somos llamados a detenernos por un instante y contemplar la naturaleza que nos rodea. Es en estos espacios donde podemos percibir la Obra del Gran Espíritu, ese toque sagrado que despierta todo lo que vive. La Señora de la Luz, conocida también como Santa Clara o Santa Lucía, extiende su varita mágica tocando suavemente cada ser, desde los pájaros que empiezan a cantar hasta los árboles que, en su quietud, parecen danzar al ritmo del viento. Es un recordatorio de que lo visible está siempre regido por lo invisible, y que en cada forma material se oculta una presencia espiritual.
Nada en este universo ocurre sin sentido. Todo responde a las leyes invisibles de la Mente Universal, a un mecanismo inteligente que guía el fluir de la vida misma. Reconocerlo es abrirnos a la posibilidad de vivir cada día con mayor conciencia, apreciando los misterios que gobiernan lo que vemos y lo que no vemos. La luz de la Señora nos invita a iniciar el día en armonía con estas fuerzas divinas, agradeciendo la oportunidad de ser parte de este ciclo eterno de renovación y transformación.
Es así como, al despertar junto a la luz del amanecer, podemos también despertar espiritualmente, permitiendo que nuestra mente y corazón se abran a la sabiduría que yace en el equilibrio entre lo visible y lo invisible, entre lo femenino y lo masculino, entre el espíritu y la materia. Y cuando el Sol finalmente asoma, la transición de la energía femenina a la masculina se completa, iluminando nuestro camino, con la paz y la conexión que este momento de reflexión nos ha dejado.
En nombre de las Tradiciones Sagradas de la Humanidad,
Revelación cíclica de la Sabiduría Infinita,
asumo en este amanecer luminoso
mi dignidad de Hijo de D.I.O.S.,
nutrida mi parcela cósmica
por las energía celestes y terrestres.
(Manos al pecho, yemas de los dedos unidas):
Saludo a mi venerable ser,
emanado e inseparable del Ser Universal
que todo lo llena e ilumina.
Esencia inmortal, amigo, guía,
mi rostro verdadero tras la falsa máscara del ego.
Renazco en esta radiante alborada,
gestado en el seno de la Reina de la Noche,
libre de las sombras opresoras del pasado,
sin apegos, temores ni incertidumbres,
sin acumular más hábitos,
emociones y recuerdos nocivos.
(Manos y rostro levantados hacia lo alto):
Acepto el néctar agridulce de mis experiencias
como revelación del sello que recibí al nacer,
marcando mi destino hacia la verdad que me libera
al rescatar la memoria de la vida eternal
oculta por el velo de las vidas sucesivas.
(Brazos cruzados, manos a los hombros):
Con la luz de la aurora cual espada sagrada,
investido como Guerrero del Espíritu,
me venceré a mí mismo en este tiempo maravilloso,
un paso más en camino al Reino Celeste,
postrado ante el Trono del Supremo Hacedor.
(mano izquierda al corazón, derecha hacia arriba con los dedos separados apuntando al cielo)